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Canopy Atlanta preguntó a más de 120 miembros de la comunidad de Forest Park sobre el periodismo que necesitaban durante la primavera y el verano pasados; esta historia surgió de esa retroalimentación. Rachel McBride y Angie Tran, dos de las periodistas de esta historia, son Canopy Forest Park Fellows, miembros de la comunidad a quienes Canopy Atlanta pagó y capacitó para aprender habilidades de reportaje para servir mejor a sus comunidades.

ALREDEDOR DEL ANO 2016, cientos de dueños de negocios y residentes hispanos se aglomeraron en Las Nubes, un gran salón de eventos en Old Dixie Highway para una reunión pública sin precedentes, solo de pie, debido a un problema en común: una población hispana en rápida disminución en la ciudad, la que es la base de clientes de las empresas. Si bien la población hispana del área metropolitana de Atlanta ha crecido en la última década (la subida del 19 por ciento del condado de Clayton fue la segunda más grande del estado), lo contrario ha sido cierto en Forest Park. El porcentaje de la población de la ciudad que es hispana ha disminuido precipitadamente, en 10 puntos porcentuales desde el año 2010, del 37% al 27%.
“Todos nos íbamos a ver obligados a cerrar” debido a la pérdida de clientes, dice Elvia Pelayo, cuya familia era propietaria de Don Juan Mexican Grill y quien ayudó a organizar el evento. Pelayo dice que ella y su familia ponían un cronómetro por cinco minutos, esperando que “al menos un automóvil pasara por Jonesboro Road“, donde se encontraban muchos negocios hispanos como el suyo. María Montes, quien ha dirigido el salón de belleza La Única durante 20 años, había estado perdiendo estilistas quienes ya no querían venir a Forest Park.
“Nos estaba afectando mucho”, dice Pelayo. “Entonces, decidimos hablar al respecto”.
La causa, según los miembros de la comunidad, fue una combinación de la ley estatal y la policía local: bajo el jefe Dwayne Hobbs, quien había dirigido el departamento durante más de 20 años, el Departamento de Policía de Forest Park realizó anualmente un promedio de 11.000 detenciones por infracción a las leyes de tránsito entre los años 2016 y 2018, según los registros obtenidos por Canopy Atlanta. (La población de Forest Park es cercana a los 20.000 habitantes, aunque muchas más personas conducen por la ciudad, ya que se encuentra al lado de múltiples autopistas). Más allá del exceso de velocidad y la falta de etiquetas correctas, uno de los cargos más comunes fue conducir sin licencia, un problema regular entre los inmigrantes indocumentados, de los cuales hay un estimado de 12.000 en el condado de Clayton, y un delito con fuertes sanciones bajo la ley de Georgia, que no les proporciona a los inmigrantes sin estatus legal un camino para obtener una licencia de conducir. Si bien los partidarios de la ley argumentan que Georgia no debe otorgar legitimidad en forma de licencia de conducir a los inmigrantes sin estatus legal, en lugares como Forest Park, la aplicación de la ley puede crear un impacto desproporcionado: aunque los hispanos no están sobrerrepresentados en todas las detenciones por infracción a la leyes de tránsito en Forest Park, ellos representaron casi dos tercios de los cargos por conducir sin licencia entre el año 2016 y el presente, a pesar de que comprenden menos de un tercio de la población de Forest Park. (Forest Park no está solo aquí: un informe del año 2016 del Proyecto para el Progreso y de la Alianza Latina sobre los Derechos Humanos de Georgia encontró que los hispanos representaban el 63 por ciento de los arrestos por conducir sin licencia en Roswell, Georgia, aunque los hispanos representan el 13 por ciento de la población.)

Pelayo y varios otros líderes empresariales hispanos invitaron al Departamento de Policía de Forest Park, entre otras agencias, a asistir a la reunión. (También invitaron a organizaciones noticieras, como la estación local de Univisión, pero nadie se presentó, dice Montes). Los asistentes compartieron sus quejas e historias; la policía escuchó.
Pero después de esa reunión, dicen los dueños comerciales que no vieron ningún cambio en la cantidad de detenciones por infracción a las leyes de tránsito. Pelayo y el resto de su familia se mudaron de Forest Park; el restaurante de su familia y otros negocios cerraron, como los ubicados en el que fue alguna vez el vibrante International Discount Mall a lo largo de Jonesboro Road. Los hispanos decían “¡No para Forest Park, no! / ¡No voy a ir a Forest Park!”, dice Pelayo. “Se sabía. Y realmente intentamos difundirlo en las noticias. . . pero sentías que nadie escuchaba”.
A partir de 2019, la actividad policial en la ciudad cambió radicalmente: un nuevo jefe de policía de Forest Park, contratado ese mismo año, está escuchando, disminuyendo las detenciones por infracción a las leyes de tránsito en más de la mitad, a menos de 5.000 por año, y al contrario se está enfocando en las estrategias delictivas centradas en la comunidad. “Está mejorando”, dice Montes.
Con una disminución en la cantidad de detenciones por infracción a las leyes de tránsito realizadas por el Departamento de Policía de Forest Park, los propietarios de los negocios locales dicen que los inmigrantes sin estatus legal están regresando a Forest Park. Pero una combinación compleja de lo que es el acceso limitado al transporte público, la carencia estatal de un camino para que los inmigrantes sin estatus legal tengan una licencia de conducir y las políticas policiales locales crean un estado constante de precariedad y falta de opciones para los inmigrantes indocumentados de Forest Park, la mayoría de los cuales provienen de América Latina y son quienes apoyan a muchas empresas y organizaciones culturales hispanas. Sin cambios a nivel estatal o nacional, los inmigrantes sin estatus legal son sumamente sensibles a cómo la policía local hace cumplir la ley a través de las detenciones por infracción a las leyes de tránsito y, para algunas empresas hispanas e inmigrantes sin estatus legal, la reputación policial previa de Forest Park los mantiene alejados. Dentro de este estado de fluctuación, ¿puede Forest Park mantener a sus comunidades hispanas?
LA IGLESIA CATOLICA San Felipe de Jesús, en la intersección de Conley y Jonesboro Roads, realiza bodas, vacunas COVID y clases religiosas dentro de sus paredes de estuco blanco, principalmente para hispanohablantes, muchos de los cuales no tienen estatus legal y manejan desde East Point o Stockbridge. Pero, antes de 2019, muchos domingos por la mañana, la policía de Forest Park esperaba a los conductores en un puesto de control junto al cementerio cercano, dice el Rev. Jacques E. Fabre, conocido como el Padre Jacques, inmigrante haitiano que, a lo largo de su década en la ciudad, se ha convertido en un defensor de los feligreses. Pelayo y Montes también describieron el puesto de control en el cementerio los domingos, y Pelayo recuerda que, antes de 2019, la policía realizaba detenciones en la escuela bilingüe local; ella dice que los padres sin licencia tenían que organizar para que sus hijos viajaran con conductores con licencia, como ella. El ex-jefe de policía Hobbs no respondió a las múltiples solicitudes de Canopy Atlanta para que nos diera sus comentarios; su abogado se negó a responder a Canopy sobre los detalles de la permanencia en el cargo de Hobbs como jefe de policía.
Fabre dice que a los miembros de su congregación se les arrestaba, normalmente, por conducir sin licencia, y que los arrestos por detenciones por infracción a las leyes de tránsito pueden ser el primer paso para la deportación de inmigrantes sin estatus legal. (Los arrestados están detenidos en la cárcel del condado de Clayton, que está bajo la jurisdicción de la oficina del alguacil del condado, no del departamento policial de Forest Park). Muchos feligreses le dijeron a Fabre que tenían demasiado miedo de volver a la iglesia, dice. Cuando planteó repetidamente sus preocupaciones a la policía, Fabre dice que no vio “ninguna respuesta, ningún movimiento”.
A veces, Fabre organizaba la obtención de ayuda económica cuando una familia no podía pagar las multas; como resultado de un proyecto de ley del año 2008, la ley de Georgia requiere un castigo mínimo obligatorio de $500 y potencialmente dos días de cárcel por conducir sin una licencia válida. (La infracción repetida de la ley puede resultar en antecedentes penales.) En Forest Park, una citación por conducir sin una licencia válida generalmente conlleva una multa de $740, más de seis veces la multa habitual de $115 por exceder el límite de velocidad. Los hispanos están representados de manera desproporcionada en los cargos por conducir sin licencia, aunque no están sobrerrepresentados en todas las detenciones por infracción a las leyes de tránsito de Forest Park. (Por el contrario, mientras que los negros representan casi la mitad de la población de Forest Park, ellos representan dos tercios de todas las detenciones por infracción a las leyes de tránsito).

En Forest Park, donde más de una cuarta parte de los hispanos viven por debajo del umbral de la pobreza, Fabre dice que las multas tienen un efecto grave, pero entiende que “este no es problema de la policía … la ley le dice a la policía lo que tiene que hacer”.
Las citaciones por conducir sin licencia terminan castigando a los inmigrantes indocumentados por algo a lo que no pueden acceder, según un informe reciente del Instituto de Política y Presupuesto de Georgia, que también sugiere que la creación de una vía para obtener una licencia de conducir podría mejorar la seguridad vial y generar una cantidad modesta de ingresos y primas de seguro de Georgia ligeramente más bajas. Durante la última sesión legislativa, la Asamblea General de Georgia controlada por los Republicanos no aprobó el Proyecto de Ley 833 de la Cámara de Representantes, que habría ampliado el acceso a las licencias; tampoco es probable que se apruebe el año que viene.
“¿Por qué [los legisladores estatales] no lo hacen como en Chicago?” Fabre dice, refiriéndose a estados como Illinois que permiten que los inmigrantes sin estatus legal tengan acceso a las licencias de conducir temporales. “El problema está en Georgia”.
Sin acceso a licencias de conducir, y en un condado donde aún faltan años para el acceso al transporte público, a pesar de que el condado de Clayton optó por el sistema MARTA en 2014, los inmigrantes indocumentados en Forest Park se han quedado con pocas opciones. Para ir al trabajo, o incluso hacer pequeños viajes a la tienda de comestibles, los inmigrantes sin estatus legal deben caminar, compartir el auto, prescindir o arriesgarse a conducir sin una licencia. Los inmigrantes sin estatus legal a menudo apoyan a los taxis que conducen por Jonesboro Road en Forest Park, una rareza en otras partes del área de Atlanta, para evitar que la policía los detenga, ya que muchos no tienen las cuentas bancarias ni las tarjetas de crédito necesarias para usar Uber o Lyft, dice Montes. (Los taxis tienden a ser igualmente caros que las aplicaciones de viajes compartidos, o más: Montes dice que un viaje desde Tara Boulevard a La Única cuesta alrededor de $12).

La falta de opciones de transporte significa menos acceso a trabajos, así como a otros servicios. La intermediaria de los padres de la escuela primaria local, Gabysol Quiroz, dice que solo conoce una clase de inglés para hispanohablantes en el condado que no requiere una tarjeta verde ni otra documentación, y que está a varias millas de distancia, en Morrow. El condado de Clayton también tiene menos grupos de defensoría de inmigrantes o servicios bilingües en comparación con el condado más poblado de Gwinnett; por lo tanto, hay menos recursos para impulsar políticas, como menos puestos de control o multas más bajas, que podrían beneficiar a los inmigrantes indocumentados. “El sur [metropolitano] no está organizado”, dice Fabre. Y entonces, la gente se fue, “porque no podían salir”, dice. (Para esta historia, Canopy Atlanta intentó hablar con varios inmigrantes sin estatus legal sobre el tema de conducir sin una licencia, pero todos se negaron por temor a la deportación o represalias por hablar públicamente sobre la policía o los medios de comunicación).
Pero la vigilancia policial en Forest Park cambió a fines de 2018, a medida que aumentaron las divisiones entre el liderazgo de la ciudad y el jefe de policía Hobbs: en octubre de 2018, el Concejo Municipal de Forest Park despidió a Hobbs, un hombre blanco, y varios meses después contrató a Nathaniel Clark, el primer jefe de policía permanente negro de Forest Park. Posteriormente, Hobbs presentó una demanda contra la ciudad, alegando que la ciudad de Forest Park ya había estado planificando su retiro y que su despido estaba motivado por su raza, según la denuncia que presentó ante el tribunal. En abril de 2021, la ciudad de Forest Park votó para resolver el caso.
Clark usa lentes, tiene acento sureño, y anteriormente sirvió en el departamento de policía en Albany, Georgia, entre otros, en varias décadas de servicio público. Cuando se unió al departamento en 2019, evaluó las necesidades de la comunidad en iglesias y escuelas, que es donde escuchó las preocupaciones sobre la cantidad de detenciones por infracción a las leyes de tránsito. Cuando se le preguntó acerca de saber que ciertas comunidades se sentían atacadas por la policía, Clark dice: “Revisé los datos y parecía que algunas de sus preocupaciones tenían validez”, refiriéndose al número de citaciones emitidas por el departamento. “Incluso otros agentes policiales [en otras ciudades] tenían el mismo concepto acerca de que las detenciones por infracción a las leyes de tránsito y las multas eran un problema” en Forest Park, agrega Clark.
Él enfatiza que el departamento no detiene por infracción a las leyes de tránsito ni escribe citaciones para generar ingresos, y dice que las detenciones por infracción a las leyes de tránsito son una herramienta policial útil que a veces conduce a arrestos por delitos graves. Pero, dice Clark, “cada detención por infracción a las leyes de tránsito no tiene por qué resultar en una citación”.
En cambio, Clark dice que está dirigiendo al departamento para que aumente los “contactos no relacionados con la aplicación de la ley”, dando advertencias verbales en lugar de citaciones, e implementando una política llamada Operación 10-50, que ha utilizado en departamentos anteriores: “Si [un oficial] no está ocupado, cada 50 minutos, queremos que se detenga y hable con al menos dos personas y les pregunte: ¿Qué podemos hacer para brindarle un mejor servicio?”.

Esa política ha tenido un efecto dramático en la estructura de vida en Forest Park. Desde el despido de Hobbs y el inicio de Clark, en general, las detenciones por infracción a las leyes de tránsito han disminuido drásticamente, de más de 11.000 por año a poco más de 3.000 en 2020, según datos obtenidos por Canopy Atlanta. Los hispanos todavía reciben de manera desproporcionada las citaciones por el cargo de conducir sin licencia, pero el número emitido ha caído de casi 500 en 2016 a alrededor de 150 en 2020. (Los ingresos de la ciudad por multas y tarifas se han desplomado de manera similar). El total de delitos reportados en la ciudad ha disminuido a un mínimo de 10 años, aunque no está claro qué papel ha jugado la pandemia de COVID-19 en la caída. Clark lo ve como una prueba del éxito de su estrategia de policía comunitaria, pero Quiroz a menudo ve una falta de confianza en la policía cuando trata con los padres indocumentados: “Hay una cultura de no denunciar” los delitos a la policía, dice. Aún así, también ha visto una mejoría notable en la forma en que la policía de Forest Park se ha involucrado en la comunidad hispana, a través de la asistencia a ferias escolares y a un programa de verano para adolescentes.
La sargento de policía de Forest Park, Brittney Sparks, ha estado en el departamento durante seis años y dice que los oficiales ahora tienen más discreción para decidir si emiten citaciones o no, aunque todavía es imperativo hacer cumplir la ley estatal cuando se encuentran con conductores sin licencia. “Si hay un accidente y no tienes ningún tipo de identificación, ¿cómo me voy a contactar con tu familia, pasar por tu casa, ponerme en contacto con los familiares más cercanos?” dice Sparks. “No es una solución de una sola vez como [lo sería] si tienes a alguien que conduce sin cinturón de seguridad”.
Para Fabre, la simple disminución de las detenciones por infracción a las leyes de tránsito ha resuelto muchos problemas para su comunidad. Clark y la alcaldesa de Forest Park, Angelyne Butler, se reunieron con los feligreses justo antes de que comenzara la pandemia y escucharon una vez más cómo las detenciones por infracción a las leyes de tránsito dañaban a su comunidad. Fabre dice que Clark prometió que no habría más detenciones por infracción a las leyes de tránsito o puntos de control cerca de San Felipe los domingos, por lo que Fabre se complace en decir que eso es cierto.
MAPA: Vea dónde realiza las detenciones por infracción a las leyes de tránsito el Departamento Policial de Forest Park
JOANA IBARRA, UNA JOVEN nacida en Forest Park que es propietaria del bar de batidos Fit Nutrition 4U, justo a las afueras de los límites de la ciudad, creció rodeada de inmigrantes sin estatus legal ni licencias de conducir. Ella dice que la policía a menudo hacía detenciones por infracciones menores a las leyes de tránsito, y recuerda que una vecina, que tomaba taxis locales para viajes cortos pero que a veces no podía evitar de conducir, se mudó recientemente de Forest Park y se regresó a México. Ibarra dice: “Estaba aterrorizada de que la detuvieran y la encerraran de nuevo, porque lo había experimentado tantas veces”.
Esas experiencias significan que todavía es difícil para ella y para otros miembros de la comunidad hispana el crear una relación positiva con la policía de Forest Park, a pesar del cambio de liderazgo y un cambio drástico en la política. Pero Forest Park tiene otros líderes nuevos que interceden en la relación.
El mismo año en que se contrató a Clark, Forest Park eligió a Héctor Gutiérrez, el primer concejal municipal hispano. Más allá de las proclamaciones y los eventos como el primer Festival del Mes de la Herencia Hispana de la ciudad, él ha trabajado con la policía para fomentar el reclutamiento de oficiales hispanoparlantes y hacer que Forest Park sea más acogedor de su comunidad. Él tiene mucha fe en el liderazgo de Clark en el departamento de policía: “La presión no está sobre el oficial para que simplemente traiga algo”, como antes, dice, y señala que ahora la ciudad centra más la atención en la responsabilidad de la policía, incluida las cámaras corporales recientemente adquiridas. Pero todavía encuentra mucha resistencia por parte de la comunidad.
“Siempre tengo que revender a nuestro jefe de policía y revender a nuestro departamento de policía”, dice Gutiérrez.

Sin embargo, sin un cambio significativo a nivel estatal o nacional, es posible que la policía de Forest Park siempre tenga que revenderse a las comunidades hispanas e indocumentadas. Esa reventa también está relacionada con el reclutamiento de oficiales hispanos: con el cambio de liderazgo y con los problemas de reclutamiento en todo el país, la fuerza policial de 100 personas de Forest Park está operando a 20 oficiales por debajo de su capacidad. Hace seis años, el departamento era mayoritariamente blanco. Ahora, la mayoría de los oficiales son negros, pero solo hay un par de oficiales hispanohablantes y latinx. La sargento Sparks dice que muchos oficiales pasan por un entrenamiento de desescalamiento que les enseña a usar lápiz y papel, o Google Translate en un teléfono, para comunicarse con personas que solo hablan español. Si bien el departamento ha estado buscando activamente candidatos hispanos, la dificultad para reclutar se deriva directamente de la política anterior de detención por infracción a las leyes de tránsito: cuando antes la policía le pedía ayuda a Fabre para que reclutara a oficiales de la comunidad hispana, él no estaba interesado en ayudar. “No podía decirle a la gente que fuera a algún lugar donde los iban a usar en contra de los suyos”, dice. Pero bajo el mandato de Clark, él está dispuesto a ayudar.
Montes, que dirige el salón de belleza local, está optimista de que los inmigrantes sin estatus legal, como también las empresas en su mayoría hispanas a las que apoyan— se quedarán en Forest Park. Dice que ahora tiene más clientes. “¡Oh, Dios mío, ahora es diferente!” dicen, y ella ve señales de nuevos negocios. Los estilistas que trabajan en su salón de belleza ahora también se sienten seguros de conducir al trabajo, dice. “Solían decir, No quiero trabajar en Forest Park; ahora, están pidiendo arrendar casas en la zona”.
Pero para muchos, la reputación de Forest Park persiste sobre los nuevos cambios. Pelayo se cambió de casa a Lawrenceville hace un par de años y dice: “No quiero volver nunca” a Forest Park. Lo consideraría más si viera que hay más representantes de la comunidad hispana en diferentes departamentos de la ciudad, pero teme que siempre exista la posibilidad de “volver a esos tiempos” con detenciones más agresivas por infracción a las leyes de tránsito.
Ibarra dice que confiar en que Forest Park seguirá siendo hospitalario podría ser más difícil para las personas de la generación de sus padres, cuyas experiencias previas con la policía “les han enseñado a ser un poco más cuidadosos o cautelosos”. Sus padres todavía le envían mensajes de texto instintivamente cada vez que ven autos policiales, dice ella. “Están deteniendo a los autos por ese camino. No vayas allí”. Pero, en los últimos dos años, ha notado una diferencia. Por primera vez, conoce a los policías por su nombre: hay un oficial hispano que fue a la escuela con ella; otro es cliente suyo.
“El hecho de conocer a estas personas, y que son personas de piel morena y negra, puedes relacionarte un poco más con ellas en esta comunidad”.
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